Desde Enero comencé a sentirme muy mal de mis articulaciones, padeciendo dolor al punto de no poder sostener una toalla para secarme al salirme de bañar, o tomar un vaso de agua. Mi energía se agotó y me costaba mucho trabajo salir de la cama en la mañana, trabajar y pues por supuesto, terminar el día. Y lo peor... ¡no poder dormir en la noche!
Obviamente volví con mis endocrinólogos, quienes me dijeron que lo más seguro es que tenía otra cosa: lupus, artritis reumatoide, escleroderma, etc. Obvio que no quise quedarme con ese diagnóstico sin que algún especialista se dedicara primero a mi Hashimoto's. Me dediqué a buscar una respuesta más lógica.
En una de mis tantas investigaciones sobre enfermedades autoinmunes, me topé con la página del Dr. Mark Hyman, quien se especializa en Medicina Funcional y leí cientos de historias de casos exitosos de pacientes con enfermedades autoinmunes. Bueno, ¿pero qué es la Medicina Funcional?
La medicina funcional es la evolución de la práctica de la medicina, que aborda más completamente las necesidades de salud del siglo XXI. Al cambiar el enfoque tradicional de la práctica de la medicina centrado en la enfermedad a uno más centrado en el paciente, la medicina funcional atiende a la persona en su totalidad, no solamente un grupo de síntomas aislados. La practicantes de la medicina funcional pasan tiempo con sus pacientes, escuchando sus historias y viendo las interacciones entre los factores genéticos, ambientales y de estilo de vida que pueden tener una influencia de largo plazo sobre la salud y los problemas complejos de las enfermedades crónicas. Ellos saben que una misma enfermedad es diferente en cada paciente. O sea, tratan al paciente en si, no a los síntomas.
Entonces, en la página de Functional Medicine, encontré a Bienesta, una clínica de Medicina Funcional en México, cuyos médicos han estudiado en el Instituto de Medicina Funcional. Me puse con ellos en contacto vía correo electrónico, contestaron todas mis dudas e hice la cita.
Desesperada y sin vuelos económicos a México (Volaris estaba lleno), tomé un autobús a Guadalajara y otro a León, donde un muy buen amigo me llevó a la Ciudad de México. Desde que llegué, el trato fue como nunca (y eso que he visto más de 12 doctores en casi dos años): amables, serviciales y con un ambiente de esperanza.
El médico que me atendió me recibió súper amable y lo que me llamó la atención es que no tenía el típico escritorio de doctor donde te sientes más acusado que escuchado. Tenía una pequeña sala que te elimina esa tensión que uno siente en cada consulta.
Después de hacerme un examen médico, analizar mis preguntas y revisar mis análisis anteriores, me dio mi diagnóstico y apurado me pidió que me esperara para hablar inmediatamente con la nutrióloga para que me hiciera un espacio ya que, ellos son los más requeridos y como yo venía de fuera, no quería hacerme esperar.
Pasé con la nutrióloga y hasta de abrazo me recibió. Revisó mi expediente y comenzó a platicar conmigo y a decirme que íbamos a cambiar mi dieta para hacer una dieta desinflamatoria. Lo mejor fue cuando me dijo que ella tiene un libro que le gusta mucho y que debería de leer. El libro es "Why do I still have thyroid symptoms when my lab tests are normal?". ¡Ese libro es el que me llevó a Bienesta! La nutrióloga y yo hablamos el mismo idioma.
Con mi dieta, un suplemento y muchas ganas de curarme, me fui de Bienesta a comer mi última comida chatarra (que no fue tan chatarra) y mi último café porque la dieta será por 8 semanas.
En otro post les informaré cuál fue la plática que tuve con el doctor y lo que me explicó de enfermedades autoinmunes. Eso si, me dijo que estaré muy bien.
También en otro post les contaré como me fue en mi primer día de dieta.
Si quieren más información acerca de lo que Bienesta puede hacer por ti, visita su página, la liga viene abajo.
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